Es hora de trabajar por la seguridad

Miguel Ángel Rodríguez Martínez

Ha pasado una semana después de las votaciones del 2 de junio de 2024, periodo que ha servido para que la sociedad mexicana digiera las mieles y las hieles por los resultados obtenidos en la tormentosa jornada electoral.

Mientras eso pasa, el sello de la inseguridad sigue marcando la realidad del país, muestra de ello son los homicidios que registran 12,952 ilícitos, el robo en vía pública con 19,033 casos y el robo a negocio con 25,985 eventos en lo que va del 2024. Los Estados en que se cometen la mayor cantidad de estos delitos son: Guanajuato, Estado de México, Baja California, Chihuahua, Jalisco, Michoacán, Morelos y Ciudad de México.

Sobre el incremento de la violencia, destacan los siguientes eventos:

1. a) En el municipio de Tila, en el Estado de Chiapas, la violencia generada entre grupos delictivos, provocó el desplazamiento de un sector de la población a otras comunidades vecinas por razones de seguridad.
2. b) En el Estado de Jalisco se presentaron dos casos violentos: 1) En el cierre de la jornada electoral, un destacamento de la Policía Estatal fue agredido con explosivos por un grupo de delincuentes en el municipio de Santa María de los Ángeles, 2) En una plaza comercial ubicada en una zona exclusiva del área metropolitana de Guadalajara y a plena luz del día, fue agredido con arma de fuego, una persona; durante el siniestro resultaron heridos, el agredido y un mesero. 3) El personal del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco fue intimidado por su trabajo y su presidenta recibió amenazas explícitas de muerte.

La situación de inseguridad y la inercia de la violencia en el país en nada o en muy poco cambiarán durante la presente administración, sobre todo cuando a partir del 3 de junio, iniciaron las actividades de transición de mandato.

Es momento que las nuevas administraciones en el orden federal y estatal asuman la responsabilidad y empiecen a desarrollar los planes de acción que permitirán desarrollar sus estrategias de seguridad pública, a partir del primer día de su gobierno.

En el caso de la nueva administración del gobierno federal, debe conformar sus equipos de trabajo de seguridad, diseñar las políticas y estrategias para atender los problemas estructurales y coyunturales de seguridad pública, definir el papel que jugará la Guardia Nacional en el campo de la prevención, investigación y persecución del delito, además del rol que se le asignará a las Fuerzas Armadas, sin que dejen de atender el cumplimiento de sus misiones constitucionales.

Para Jalisco, si bien la nueva administración ya planteó su intención de atender a las madres buscadoras y el feminicidio como temas prioritarios, debe trabajar en la integración de su equipo de seguridad, diseñar las políticas y estrategias para profesionalizar a las policías estatal y municipales, definir el tipo de tecnología que hará más eficiente el trabajo de las autoridades de seguridad pública, diseñar el cuerpo que se encargará de atender la seguridad de los caminos estatales, pero sumamente importante, designar a la persona que será la encargada de integrar y poner a trabajar el observatorio ciudadano y los comités comunitarios para mejorar los niveles de seguridad ciudadana.

Ambos gobiernos tienen una noticia buena y otra mala. La buena noticia es que los dos niveles de gobierno están apostando al principio de coordinación y al trabajo colaborativo entre los diferentes órdenes de gobierno. La mala noticia es que tienen enfrente al fantasma de la política que subordina a sus intereses, el bien común.

Es hora de cumplirle a ese gran sector de la población que apoyó su candidatura, pero, también es hora de que convenzan con hechos a la otra parte de la sociedad que dudó de sus propuestas. Es hora de que marginen la politiquería a una eficiente y eficaz gestión diaria del Estado que conducirán en los próximos meses. Es hora de que caminen de la mano de todos los sectores sociales que representarán y de quienes tienen el voto de confianza.

Aporten la parte que les corresponde para conseguir espacios libres de violencia y libre tránsito, garanticen justicia para las víctimas de los delitos, logren un desarrollo sustentable del Estado mexicano y pongan al país en el lugar en el que siempre debe estar, en el de un líder regional e internacional.

Hagamos de la seguridad, una disciplina, una norma de conducta y un principio de observancia.

miguel@marmgsc.com