La irrupción a Embajada de México en Ecuador

Miguel Ángel Rodríguez Martínez

La noche del pasado viernes, la Embajada de México en Ecuador fue irrumpida por la Policía Nacional ecuatoriana y detuvo en su interior a Jorge David Glas Espinel, exvicepresidente de aquel país, quien se encontraba refugiado en esas instalaciones del gobierno mexicano. Pero vayamos por partes para entender el problema.

Primero, Jorge David Glas Espinel se refugió en la Embajada de México en Ecuador el pasado 17 de diciembre de 2023, después de que un tribunal de la corte de justicia, le negó su prelibertad por los delitos de asociación ilícita y cohecho y determinar que debería cumplir el resto de su sentencia en prisión.

Segundo, la Embajada de México en Ecuador recibió a Jorge Glas; la Secretaría de Relaciones Exteriores le dio trato de huésped, bajo el marco jurídico mexicano, con la posibilidad de que formalizará su solicitud de asilo; el presidente de la República cuestionó la legitimidad del proceso electoral de Ecuador en el 2023, calificó de conservador a su gobierno, señaló que Jorge Glas era un perseguido y se opuso a entregarlo a las autoridades ecuatorianas y además, manifestó que mandaría un avión de la Fuerza Aérea Mexicana para repatriar a la embajadora.

Tercero, la canciller de Ecuador señaló que Jorge Glas sigue un proceso judicial, por lo que en cumplimiento a las leyes internacionales no se le puede considerar como un perseguido político, que el gobierno mexicano contribuyó al incumplimiento de la justicia, violó el principio de no intervención, las leyes internacionales contra la corrupción, se negó a que la Policía Nacional cumpliera con la orden de captura y decidió otorgarle asilo político; adicionalmente el presidente mexicano con sus declaraciones, afectó la estabilidad democrática, la soberanía y la dignidad del Ecuador, por lo que el gobierno ecuatoriano determinó considerar como persona non grata a la embajadora mexicana.

Ahora veamos las causas que generaron la irrupción de la Embajada de México en Ecuador y el conflicto diplomático entre ambos países.

* El actor principal en este conflicto es Jorge David Glas Espinel, considerado hasta el día de ayer como prófugo de la justicia ecuatoriana.

* El Gobierno mexicano a pesar de tener conocimiento de la situación jurídica de David Glas, lo recibió en la Embajada de México en Ecuador, le dio trato privilegiado y le concedió el asilo político. También se negó a colaborar con las autoridades ecuatorianas y se entrometió en asuntos internos de aquel país.

* El gobierno ecuatoriano anteponiendo la negativa de la Embajada mexicana, las declaraciones intervencionistas del presidente mexicano y la posibilidad de que David Glas saliera del país y evadiera la acción de la justicia, justificó la irrupción en las instalaciones diplomáticas mexicanas en ese país.

¿Qué pensarían las autoridades ecuatorianas?, ¿Que México actuaría igual que con Evo Morales o con Pedro Castillo?, posiblemente, pero la irrupción a la Embajada de México en ese país no se justifica por ningún motivo, ni ante circunstancia alguna y se le debe considerar como una agresión a la seguridad y soberanía de nuestro país.

El Estado Mexicano está obligado a actuar con firmeza y de manera contundente en este caso. Debe exigir la reparación del daño y aplicar las sanciones que correspondan, con estricto apego al marco constitucional mexicano y en el marco de la legislación internacional.

También debe actuarse de manera enérgica con las autoridades de relaciones exteriores de nuestro país, ya que fueron incapaces de lograr una solución al conflicto diplomático. No pueden darse el lujo de adoptar posturas proteccionistas e intervencionistas con actores que son objeto de procesos judiciales en sus respectivos países, como Jorge David Glas Espinel en Ecuador, Pedro Castillo en Perú y Evo Morales en Bolivia.

En los tres casos se afectaron las relaciones diplomáticas, se violaron los principios constitucionales de no intervención, se comprometió la integridad física de nuestros representantes diplomáticos, así como la seguridad de las instalaciones de las embajadas y en el sentido estricto, se puso en riesgo la propia soberanía nacional.

Esperemos que el conflicto con Ecuador no trascienda, ya que los pueblos de ambas naciones no tienen la culpa de los errores de sus representantes y ojalá que, de estos errores se aprenda, para que en el futuro no se repitan.

Hagamos de la seguridad, una disciplina, una norma de conducta y un principio de observancia.

miguel@marmgsc.com