La seguridad patrimonial, un proceso institucional

Miguel Ángel Rodríguez Martínez

En México, los riesgos sanitarios generados por la pandemia, las constantes amenazas cibernéticas, el incremento de la incidencia delictiva, las exigencias de las políticas regulatorias, la incorporación de la tecnología y recientemente el empleo de la inteligencia artificial, han provocado que, en los años recientes, se modifiquen de manera significativa los procesos de gestión en todos los campos de aplicación de la seguridad.

Los sectores público, privado y social, se han visto obligados a incorporar el concepto de seguridad, como un principio de observancia elemental y vinculatorio con sus procesos institucionales, buscando mejorar sus niveles de seguridad, la protección de sus activos de valor y de su patrimonio.

Para las organizaciones, este concepto de seguridad patrimonial conlleva un proceso sistémico, holístico, multidimensional y polivalente, que debe permitir a la alta dirección:

• Gestionar de manera integral todos los sistemas y procesos de control y protección
• Desarrollar las estrategias, políticas, protocolos y buenas prácticas de seguridad
• Orientar y supervisar su aplicación en los diferentes niveles de dirección, operación y departamentos de trabajo
• Generar las condiciones y verificar que se aplique como un principio de observancia en el desarrollo de las tareas de los procesos institucionales

No se trata de ver a la seguridad como un simple vigilante, instrumento o medio tecnológico, al que responsabilizamos cuando los activos de valor de la organización se ven comprometidos. La seguridad implica planeación, organización y aplicación de medidas que generen un ambiente libre de peligros y riesgos.

La gestión de la seguridad debe ser parte de la planeación estratégica y del compromiso de la dirección en las organizaciones. Debe tener un trato axiológico como principio elemental de observancia en todos los procesos institucionales.

En ese sentido, la gestión de la seguridad patrimonial tiene como beneficio, generar reglas claras, promover una cultura preventiva en todos los niveles de dirección y operación, cumplir con las normas regulatorias obligatorias e incrementar los niveles de protección de los activos de valor. También beneficia el clima organizacional, la calidad de los procesos, la productividad, la reducción de costos, el logro de las metas y objetivos.

Rompamos con las malas prácticas y adaptémonos a la nueva dinámica global de la seguridad, generemos conciencia y aprovechemos las áreas de oportunidad que nos ofrece este concepto para contener de manera anticipada, los eventos peligrosos y los riesgos que comprometen la seguridad de nuestros activos de valor.

miguel@marmgsc.com