La inseguridad al término del proceso electoral
Miguel Ángel Rodríguez Martínez
El proceso electoral se encuentra en su etapa final; estamos a tres días de que concluyan las campañas y los resultados en materia de inseguridad son muy concretos.
El homicidio es uno de los delitos de alto impacto que más trascendió durante las campañas electorales. De acuerdo con el informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la cifra de 4,149 casos registrados al cierre de febrero se incrementaron a 10,584 al cierre del 24 de mayo de 2024.
Esto significa que, durante el periodo de las campañas electorales, se cometieron 6,435 homicidios en todo el país, un promedio de 2,000 casos mensuales, de acuerdo con las cifras oficiales. Destacan 30 homicidios a candidatas y candidatos a puestos de elección popular, muertes de familias enteras y el asesinato de un menor de edad.
Otro delito que ha mantenido una tendencia ascendente es el de la extorsión. Los 1,846 casos que se tenían registrados al cierre del primer bimestre se incrementaron al cierre del mes de abril a 3,765 sin considerar los que se han presentado durante el mes de mayo.
Los datos anteriores permiten tener varias lecturas:
1) Queda claro que la violencia, además de que se incrementó durante el periodo electoral, se expandió en más de la mitad del territorio nacional, principalmente en los Estados de Baja California, Estado de México, Jalisco, Veracruz, Sonora, Guerrero, Chiapas, Michoacán, Guanajuato, Puebla, Morelos, Chiapas y Tabasco, Tamaulipas, Colima, Oaxaca y Sinaloa,
2) Es evidente que las autoridades no estuvieron a la altura de generar estrategias de seguridad pública eficientes, se evidenció su incapacidad para prevenir y contener los delitos de alto impacto, además de quedar de manifiesto que su prioridad se concentró en las campañas de sus candidatos oficiales. Muy pocos funcionarios se salvan en este rubro.
3) La población. Esa que no fue su prioridad en el tema de la seguridad, pero que sí lo es en el campo de las elecciones, como siempre quedó expuesta al incremento de la violencia de los grupos delictivos y marginada de las políticas de gobierno en materia de seguridad. También quedó en un impasse para que se le haga justicia.
Por lo pronto, sigue siendo el blanco de todo tipo de campañas electoreras en los últimos tres días de campaña, sobre todo de aquellas en las que, para tratar de obtener la atención y el voto oculto, se difunden temas con muy poca sensibilidad, sentido de la honorabilidad y del respeto que se merece la sociedad.
Esperemos también al día “D” de las elecciones y esperemos a ver de qué tamaño será la factura que le cobren los ciudadanos a los partidos políticos por no atender con seriedad y eficacia, el problema de la inseguridad.
Lo importante para el 2 de junio de 2024 será que México tenga un proceso de votaciones con la mayor cantidad de participación ciudadana, que se pueda lograr un récord por el menor porcentaje de abstencionismo en la historia contemporánea de nuestro país, que la sociedad mexicana se consolide como garante de la democracia, y garantice el sistema republicano y por qué no, que se logre el reconocimiento internacional.
Pero no se debe perder de vista que después de la crisis viene el recuento de daños y por experiencia se esperan inconformidades, señalamientos y acusaciones. Ojalá no se promueva la violencia política y social, porque además de que se comprobaría que la seguridad no es su interés principal, la sociedad seguirá quedando como víctima de sus acciones e intereses.
Hagamos de la seguridad, una disciplina, una norma de conducta y un principio de observancia.
Gabriel Paulino Ruiz Del Toro
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Aunque es pan con lo mismo, es evidente que este sexenio ha sido de lo peor; de acuerdo que logremos el menor abstencionismo de la historia, que el voto sea útil y logremos un verdadero cambio
mayo 27, 2024