El retorno equilibrado del péndulo

Moisés Mora Cortés

Todos los movimientos y convulsiones sociales, producto de opresiones y excesos de poder, e incluso de pretensiones ideológicas ajenas al interés legítimo de la colectividad, impactan en aquello que llaman los especialistas como el péndulo de la historia, en donde el golpe puede ser tan intenso que precisamente ese sabio y equilibrado instrumento, tiende a orientarse a un extremo u otro, y naturalmente lleva tiempo para volver a su ubicación original, aunque en el viaje arroje innumerables heridos y muertos, así como daños irreparables que lesionan a nuestra comunidad.

Sin duda alguna, la crisis de género que ahora adolecemos (en gran medida impulsada por intereses geopolíticos), tanto por feminicidios como por el enfrentamiento social entre ambos sexos originalmente concebidos, es uno de los fenómenos contemporáneos que hoy en día mantiene en vilo a gobiernos y mandatarios, además de dinamitar el núcleo esencial de la sociedad que es la familia, milenariamente concebida.

Nunca antes se habían trastocado tan gravemente las convenciones sociales, ni tampoco los divorcios habían superado las uniones matrimoniales, por lo que el resultado no es sino reflejo del sombrío panorama que enfrenta la sociedad con ínfimos niveles de credibilidad y confianza entre sus semejantes, en un río revuelto que favorecen el caos, la anarquía, la sin razón y la destrucción del Estado de Derecho por el que lucharon nuestros ancestros.

Tampoco se habían colocado los seres humanos en una condición de franco enfrentamiento, reto y competencia fuera de los cánones éticos y de humildad, preponderando siempre derechos y libertades por encima de obligaciones y compromisos, sobrevalorando más a los animales y el dinero, con lo que la fatídica mezcla terminó por explotar con las consecuencias que ahora todos enfrentamos directa e indirectamente.

Para quienes apelamos al optimismo y a las buenas noticias, guardamos la esperanza de que el péndulo de la historia retorne a su lugar original de equilibrio, para que atrás queden los amargos años de encono y conflicto entre semejantes, regresando al espíritu complementario y solidario, a la construcción de comunes acuerdos y al estímulo del crecimiento y desarrollo a través de un efectivo Estado de Derecho, pero también de un Estado de Obligaciones.