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Necesidad de cambios para afrontar la amenaza

EL BAÚL AZUL

Miguel Ángel Rodríguez Martínez

Las acciones que ha puesto en marcha el gobierno de Donald Trump están impactando de manera directa en nuestro país, destacan el despliegue policíaco-militar y tecnológico en la frontera sur de Estados Unidos, los acuerdos migratorios con los países de Centro América, los rumores de que Donald Trump no ha abierto un canal de comunicación con México y los comentarios que cuestionan la veracidad de la llamada que sostuvo el canciller mexicano con el secretario de Estado, por no aparecer en los registros que hace públicos la Casa Blanca. A estos temas hay que sumar que las deportaciones masivas van aumentando gradualmente y 25% de aranceles a los productos mexicanos.

Estas situaciones aportan un panorama peligroso y representan una clara amenaza para los diferentes sectores del país. Se puede descifrar como un cerco que está poniendo Donald Trump en las dos fronteras de México y que está empezando a apretar al gobierno mexicano con sanciones económicas que lo asfixien rápidamente. Al no percibirse una apertura de comunicación de su parte, se refleja la intención de cobrar algunas facturas por incumplimiento de acuerdos en el pasado.

En el escenario nacional se observa a las autoridades que aparentan no estar interesadas en tratar este tema con la seriedad. Plantearon un plan B con un esquema para reaccionar a los efectos de las acciones del presidente de Estados Unidos, en lugar de actuar en la prevención de los riesgos, centraron su actuación en seguir promoviendo la confrontación política y la polarización social.

Siguen distrayendo la atención con señalamientos de que la oposición traiciona a la Patria por no apoyar la estrategia del gobierno federal, promueven campañas partidistas mediante un falso concepto de unidad nacional, lo más preocupante, es que el propio gobierno federal y los presidentes de las Cámaras de Senadores y Diputados, se han esforzado en defender a los gobernadores señalados de estar involucrados con el narcotráfico y en mostrar su rechazo por la designación de los cárteles mexicanos como terroristas. Una de las interpretaciones que se le pueden dar a todas estas acciones, es que las autoridades mexicanas, en lugar de focalizar su actuación en defender los intereses nacionales, han preferido hacer una defensa de la delincuencia organizada.

Por si fuera poco, la estrategia de seguridad pareciera no estar funcionando. Persisten los índices de violencia en diferentes regiones del país, no se ha logrado controlar el problema de inseguridad que padecen varias ciudades, entre las que se encuentra Culiacán, Sinaloa; la percepción de inseguridad en la población incremento casi 3% en los primeros tres meses de la actual administración, las manifestaciones sociales por el tema de inseguridad se han incrementado en los diferentes Estados de la República.

Si esto no fuera suficiente, en fechas recientes se difundió en medios de comunicación que los cárteles mexicanos están comprando misiles para hacer frente a las acciones del gobierno estadounidense y se han difundido imágenes de un grupo de encapuchados que, desde territorio mexicano, agredió con armas de fuego a las autoridades migratorias norteamericanas, ubicadas en territorio texano.

Esta situación evidencia la incapacidad del gobierno mexicano para contener la violencia y a los grupos delictivos en el país, desacredita la narrativa de estar atendiendo y conteniendo las acciones de los grupos delictivos y pone en entredicho los resultados de la propia estrategia de seguridad.

Es evidente que mientras esta situación no cambie, Donald Trump seguirá teniendo elementos para alimentar su narrativa de involucramiento de autoridades mexicanas con el crimen organizado. Sostendrá la postura de combatir a los cárteles de la droga como terroristas y enemigos de Estados Unidos y la importancia que tiene para su gobierno ser coercitivo con la aplicación de aranceles a los productos mexicanos.

Bajo esta situación, el gobierno mexicano tendrá un camino lleno de obstáculos para lograr el andamiaje adecuado para una relación binacional armónica. La comunicación y la cooperación tendrá dificultades si no se alinean los intereses de ambos gobiernos. En otras palabras, Donald Trump es y será la piedra en el zapato del Estado mexicano durante cuatro años.

El gobierno azteca está cercado por Donald Trump, lo empieza a asfixiar y esperemos que actúe pronto para que no padezca de presión arterial. Es importante que deje la actitud partidista, debe ser inclusivo en el cambio de políticas públicas, debe buscar el bien general del país, velar por la seguridad nacional, por el desarrollo y el porvenir de los mexicanos. En otras palabras, debe hacer cambios en su estrategia para afrontar la amenaza que le representan las acciones de Trump.

Hagamos de la seguridad, una disciplina, una norma de conducta y un principio de observancia.

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Es experto en planeación estratégica, gestión de riesgos y seguridad patrimonial, además de académico en la Universidad Panamericana

miguel.rodriguez@notiemp.com

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